¿Quién se robó mi queso?
Hoy me "comí" ese libro. Llegó en el momento justo, cuando más lo necesitaba. Pero para llegar a contar qué pasó y cómo llegó a mis manos, he de contar otras cosiacas que sucedieron antes.
Creo que no posteo desde el domingo pasado. Me recuerdo que aquel día en la tarde me llamó Solcito, mi ex polola. Una historia de tres años llenos de amor, problemas y separaciones; felicidad absoluta y una que otra tristeza podrían ser los calificativos perfectos para dicha relación. Sin lugar a dugas, la más importante de todas las que he tenido. No desmerezco al resto de personas con quien tuve la dicha de compartir, sin embargo, uno no planea casarse ni tener hijos con cualquiera... bueno, al menos no yo.
Llegó el sábado, me enteré vía mail. Como contaba recién, me llamó ese día domingo para que pudiésemos vernos uno de estos días. Obviamente yo estaba muy feliz dado que no la veía desde febrero más menos. Mi solcito estaba de vuelta. Por favor, no se vaya a mal entender. Mi solcito es llamada así por todo el cariño y por la infinidad de cosas que vivimos.
Hablar más del domingo... mmm... no... la verdad es que nada más interesante que aquello sucedió.
El día lunes fue bastante normal, con mi ánimo vacilante como el último período. Ya me imagino cómo se sienten las mujeres en sus días "R", aún cuando en mí no participaban aquellos dolores tan comunes. A eso de las tres llegó mi ex. Fue extraño y muy gratificante verla con su pelo todo alborotado - de ahí su apodo - , bajándose de su auto el cual más de una historia tiene. Conversamos un rato y luego sin anestesia me comunicó de su matrimonio, algo ya sabido. El problema no estaba ahí, sino más bien, cuando me comunicó la fecha: 29 de octubre. Juro que el temor se apoderó de mí, temblé, me sentí caer. Tenía claro que se casaba pero el hecho de no tener una fecha en concreto hacía pensar de aquella ceremonia un tanto lejana. Se me pasaron mil y una cosas por la mente. ¡¡¡Si hasta dudé si efectivamente aún estaba enamorado!! Saqué por conclusión, luego de un largo rato de reflexión, que el temor a perderla por sus nuevas labores de Señora, era lo que en verdad me hacía temer.
Se marchó para volver al día siguiente, de todas formas dejó en mí un sabor algo agraz.
Por la noche fui a buscar la respuesta de la semana... Fuí a hablar con Angelito. La pasé a buscar a su casa a eso de las nueve y en su incomparable y jocosa forma de hablar de lo que pasa, nos entretuvimos un par de horas.. pero de la respuesta, nada. Hablamos de arañas, hijos prestados y demases... pero yo seguía en mente con la bendita respuesta. Entre ceja y ceja. Mi temor no era mal infundado, algo ya sabía y en verdad, sólo fui a buscar la confirmación de todo aquello.
En menos de un mes sentí cómo se robaron mi queso. ¿Han de haber leído el libro no?... Si no, no sigan leyendo puesto que no entenderán ni palote. En fin. Primero el trabajo a principio de mes y a fin de mes las respuestas a las interrogantes dadas por Solcito y Angelito. Llega un momento donde el temor te arrincona y te hace reaccionar como Hem, uno de los personajes de aquel libro. El temor a tener que buscar tu camino correcto en este complejo laberinto y conformarte simplemente con quedarte en el mismo lugar esperando que te devuelvan aquello que pensaste que era tuyo. Una tuición que en verdad nunca fue explícita, salvo en determinados momentos.
La respuesta de Angelito si bien es cierto fue titubeante, al fin de cuentas fue determinante: No estar preparada. Me pregunto.. ¿quién lo está? ¿Lo estás tú? ¿Lo estoy yo? ¿Quién está preparado para cambiar algo en su vida? ¿Para comenzar algo nuevo? Son pocos los visionarios, lo humano es temer, es rechazar. Considero fehaciemente que es más fácil excusarse; eso fue excusa. Decidió esa opción y la respeto abiertamente. Reconozco que duele, pero no lo suficiente como para hacer de mi presente otra etapa dramática. Para víctimas ya están "otros".A pesar de todo lo anterior, reconozco que me encanta.
Tambaleante por las noticias del día, llegué a mi casa y hasta algo dormí.
Martes. Abrí mis ojos y Solcito estaba ahí, intentando despertarme tan cariñosamente como algunos fines de semanas compartidos. Me sorprendí y rápidamente me puse en pie. Sólo atiné a darle un beso en la mejilla y a encender un cigarro. Detenidamente comencé a mirarla y ví bajo su brazo un paquete con un papel de regalo. Mencionó que era uno que me adeudaba hace bastante tiempo y rápidamente lo abrí :Quién se robó mi Queso. Uno de los libros que más me ha gustado. Comencé a hojearlo mientras hablaba de sus planes para el día y ví algunas inscripciones hechas a mano, "Forlack, te quiero y te amo... Tu Solcito". La miré sorprendido y me indicó que viese la fecha... Diciembre de 2003, un mes antes de que terminásemos. Ahí recién comprendí lo tardío de la entrega.
Apenas se fue, comencé a leerlo.
Lo terminé temprano, un par de horas como mucho y me dí cuenta de cuán equivocado estaba ahora, como decía recién, de cuánto temor existe en mí; de cuánto esperé por ir a buscar un Queso nuevo en vez de esperar estúpidamente por el viejo. Se me han cerrado puertas y he perdido oportunidades pero por fin sé qué hacer y lo pondré en marcha de una vez. Buscaré aquellas zapatillas olvidadas en un rincón, me las ataré y comenzaré a avanzar por los diferentes laberintos intentando encontrar aquel Queso que quizás, hasta un mejor sabor tenga, una nueva forma... un queso que ni yo puedo imaginar. Hasta ya lo saboreo.........

Creo que no posteo desde el domingo pasado. Me recuerdo que aquel día en la tarde me llamó Solcito, mi ex polola. Una historia de tres años llenos de amor, problemas y separaciones; felicidad absoluta y una que otra tristeza podrían ser los calificativos perfectos para dicha relación. Sin lugar a dugas, la más importante de todas las que he tenido. No desmerezco al resto de personas con quien tuve la dicha de compartir, sin embargo, uno no planea casarse ni tener hijos con cualquiera... bueno, al menos no yo.
Llegó el sábado, me enteré vía mail. Como contaba recién, me llamó ese día domingo para que pudiésemos vernos uno de estos días. Obviamente yo estaba muy feliz dado que no la veía desde febrero más menos. Mi solcito estaba de vuelta. Por favor, no se vaya a mal entender. Mi solcito es llamada así por todo el cariño y por la infinidad de cosas que vivimos.
Hablar más del domingo... mmm... no... la verdad es que nada más interesante que aquello sucedió.
El día lunes fue bastante normal, con mi ánimo vacilante como el último período. Ya me imagino cómo se sienten las mujeres en sus días "R", aún cuando en mí no participaban aquellos dolores tan comunes. A eso de las tres llegó mi ex. Fue extraño y muy gratificante verla con su pelo todo alborotado - de ahí su apodo - , bajándose de su auto el cual más de una historia tiene. Conversamos un rato y luego sin anestesia me comunicó de su matrimonio, algo ya sabido. El problema no estaba ahí, sino más bien, cuando me comunicó la fecha: 29 de octubre. Juro que el temor se apoderó de mí, temblé, me sentí caer. Tenía claro que se casaba pero el hecho de no tener una fecha en concreto hacía pensar de aquella ceremonia un tanto lejana. Se me pasaron mil y una cosas por la mente. ¡¡¡Si hasta dudé si efectivamente aún estaba enamorado!! Saqué por conclusión, luego de un largo rato de reflexión, que el temor a perderla por sus nuevas labores de Señora, era lo que en verdad me hacía temer.
Se marchó para volver al día siguiente, de todas formas dejó en mí un sabor algo agraz.
Por la noche fui a buscar la respuesta de la semana... Fuí a hablar con Angelito. La pasé a buscar a su casa a eso de las nueve y en su incomparable y jocosa forma de hablar de lo que pasa, nos entretuvimos un par de horas.. pero de la respuesta, nada. Hablamos de arañas, hijos prestados y demases... pero yo seguía en mente con la bendita respuesta. Entre ceja y ceja. Mi temor no era mal infundado, algo ya sabía y en verdad, sólo fui a buscar la confirmación de todo aquello.
En menos de un mes sentí cómo se robaron mi queso. ¿Han de haber leído el libro no?... Si no, no sigan leyendo puesto que no entenderán ni palote. En fin. Primero el trabajo a principio de mes y a fin de mes las respuestas a las interrogantes dadas por Solcito y Angelito. Llega un momento donde el temor te arrincona y te hace reaccionar como Hem, uno de los personajes de aquel libro. El temor a tener que buscar tu camino correcto en este complejo laberinto y conformarte simplemente con quedarte en el mismo lugar esperando que te devuelvan aquello que pensaste que era tuyo. Una tuición que en verdad nunca fue explícita, salvo en determinados momentos.
La respuesta de Angelito si bien es cierto fue titubeante, al fin de cuentas fue determinante: No estar preparada. Me pregunto.. ¿quién lo está? ¿Lo estás tú? ¿Lo estoy yo? ¿Quién está preparado para cambiar algo en su vida? ¿Para comenzar algo nuevo? Son pocos los visionarios, lo humano es temer, es rechazar. Considero fehaciemente que es más fácil excusarse; eso fue excusa. Decidió esa opción y la respeto abiertamente. Reconozco que duele, pero no lo suficiente como para hacer de mi presente otra etapa dramática. Para víctimas ya están "otros".A pesar de todo lo anterior, reconozco que me encanta.
Tambaleante por las noticias del día, llegué a mi casa y hasta algo dormí.
Martes. Abrí mis ojos y Solcito estaba ahí, intentando despertarme tan cariñosamente como algunos fines de semanas compartidos. Me sorprendí y rápidamente me puse en pie. Sólo atiné a darle un beso en la mejilla y a encender un cigarro. Detenidamente comencé a mirarla y ví bajo su brazo un paquete con un papel de regalo. Mencionó que era uno que me adeudaba hace bastante tiempo y rápidamente lo abrí :Quién se robó mi Queso. Uno de los libros que más me ha gustado. Comencé a hojearlo mientras hablaba de sus planes para el día y ví algunas inscripciones hechas a mano, "Forlack, te quiero y te amo... Tu Solcito". La miré sorprendido y me indicó que viese la fecha... Diciembre de 2003, un mes antes de que terminásemos. Ahí recién comprendí lo tardío de la entrega.
Apenas se fue, comencé a leerlo.
Lo terminé temprano, un par de horas como mucho y me dí cuenta de cuán equivocado estaba ahora, como decía recién, de cuánto temor existe en mí; de cuánto esperé por ir a buscar un Queso nuevo en vez de esperar estúpidamente por el viejo. Se me han cerrado puertas y he perdido oportunidades pero por fin sé qué hacer y lo pondré en marcha de una vez. Buscaré aquellas zapatillas olvidadas en un rincón, me las ataré y comenzaré a avanzar por los diferentes laberintos intentando encontrar aquel Queso que quizás, hasta un mejor sabor tenga, una nueva forma... un queso que ni yo puedo imaginar. Hasta ya lo saboreo.........
