3ª Parte: no tuvo final!
Claro! Mientras decía hace dos días si acaso sería el carrete freak final sucedió que el día martes volvió a aparecer un nuevo carrete con los condimentos necesarios como para que se comentara aún al día siguiente. Pasaré a contar lo que sucedió ese día.
Después de un partido de fútbol femenino, al cual no asistí, se dieron cita en la casa del ultra ofendido virilmente casi los mismos de siempre. Los mismos juegos, el mismo tratamiento. Otra vez las parejas que fueron blanco de las penitencias la oportunidad anterior, tuvieron su chance de placer. No de ese placer que redunda en lo erótico, sino ese placer emocional que te da el contacto con aquella persona que sientes cercana, propia... hasta algo especial. Querido lector, debo dejar en claro que no me identifica para nada esa posición, pero si lo digo es por lo que se pudo notar... si como dijo Coco Legrand alguna vez "faltaban los puros angelitos revoloteando a potito pelao detrás de ellos" . Estuvo bastante entretenido. No contaré más sobre los juegos porque en verdad nada nuevo sucedió.
Hasta el momento preciso.
Así es. Por culpa de alguien que se fue y dejó la puerta abierta (según Wille, no fue él sino el manguera), entraron al carrete cuatro personajes a quienes no había visto ni en pelea de perros. Sucede que las desgracias no vienen solas. Digo desgracia porque su llegada provocó un alboroto de saludos, malas caras, refunfuños y hasta un par de chuchás, literalmente. Como iba diciendo, esta mala ocurrencia que tuvieron de ir precisamente en ese momento coincidió con la desaparición de un celular. Es lógica la reacción airada del dueño, más aún si en el cuerpo ya tenía varios grados alcohólicos que se notaron aún más cuando se le empezó a salir su otro "yo". Ese yo que todos tenemos. Ese yo que es parte de nuestra cultura chilena: el Yo punga. Faltó sólo que sacara el sable y ofreciera una sonrisa en la guata. A ese nivel.
No estuvieron ausentes tampoco los perseguidos etílicos. Típico personaje que cuando sucede algo malo comienza a discutir aduciendo inocencia. Nadie le dice nada pero él jura que todo el mundo lo lanza al banquillo de los acusados. Peor aún, comienza con prepotencia a dar pruebas de que él no ha hecho nada. Por ejemplo pidió a gritos que le revisaran su bolso, que no se iba si no se lo revisaban y blá blá blá. Continúo. Este personaje provocó la incomodidad de varios y varias. No faltó tampoco la solidaria que dijo "que me revisen a mí también porque también tengo bolsito jijijiij" típica de Alison que al parecer tiene la posición de no alarmar más de lo necesario.
Yo tenía la sensación que el celular no estaba en ese lugar y como no me había parado en toda la noche y menos me había acercado al lugar crítico de la "talla" (lo diremos así para no pensar que fue un hurto"), decidí junto a Lichy comenzar a buscarlo para continuar en el tranquilo ambiente que había.
Mientras tanto, seguían las palabras cruzadas entre los recién llegados y algunos personajes que estaban. Rencillas antiguas se hacían presente y hacían que el aire se hiciese aún más irrespirable.
Fuimos primero al patio, pensando netamente que fue una broma. No aparecía. Peor aún, lo habían apagado.
Sentí de pronto, la necesidad de invocar a mis antepasados detectivescos. Asumí de que si "alguien" quería llevárselo, lo dejaría cerca de la puerta que da a la calle y para allá fuimos. Buscamos en el antejardín y cuando ya nos dábamos por vencidos, se me ocurre mirar en un librero y sobre unos cd's estaba el objeto en cuestión. Obviamente estaba el temor de que si yo avisaba podrían pensar mal de mí, pero si no lo llevaba iba a ser peor.
Infalible remedio. El dueño comenzó a tirar tallas.... que ni él se las creía. Se distendió un poco más el ambiente; sin embargo, aún continuaban los cuatreros forasteros los que provocó la huida de más de la mitad de los participantes. Y comenzaron así también los regaños por parte del dueño de casa: que habían funado el carrete, que llegaron a comer sin pedir permiso, que habían faltado el respeto. Y yo al medio de esa guerra verbal sin apelar a otro recurso que no fuese el silencio.
Y Marilicán que se iba mientras se veía, a lo lejos, una discusión con una muchacha no identificada (?). Que los cuatreros proferían más de alguna mala palabra contra él. Que el dueño de casa estaba que reventaba de rabia y se contenía para no llegar a los golpes... uffff... realmente una situación incómoda.
Hasta que por fin se conversó civilizadamente y se calmaron los ánimos.... y de los que estaban sólo quedaba yo, plop!. Qué iba a hacer? Lo más lógico, algunas sonrisas hueonas (pidiendo disculpa a ud lector) despedirme como se acostumbra en casos así: muchas palmaditas en la espalda; no te preocupís, si casi ni se notó el drama! lo cual fue lo más cínico que he dicho en mucho tiempo.
Resúmen: buena onda inicial, crisis al medio, ironía al final. Linda película mamona de bajo presupuesto pero que aún así tiene su fiel público. Espero que este fin de semana no aparezca nadie non grato y la jornada permanezca en el recuerdo no sólo por los juegos, sino por la buena vibra, la risa, la tranquilidad.
Se viene Mejillones, tercera vez anunciado. Pero porfa, no lleven celulares, funan los carretes.
Después de un partido de fútbol femenino, al cual no asistí, se dieron cita en la casa del ultra ofendido virilmente casi los mismos de siempre. Los mismos juegos, el mismo tratamiento. Otra vez las parejas que fueron blanco de las penitencias la oportunidad anterior, tuvieron su chance de placer. No de ese placer que redunda en lo erótico, sino ese placer emocional que te da el contacto con aquella persona que sientes cercana, propia... hasta algo especial. Querido lector, debo dejar en claro que no me identifica para nada esa posición, pero si lo digo es por lo que se pudo notar... si como dijo Coco Legrand alguna vez "faltaban los puros angelitos revoloteando a potito pelao detrás de ellos" . Estuvo bastante entretenido. No contaré más sobre los juegos porque en verdad nada nuevo sucedió.
Hasta el momento preciso.
Así es. Por culpa de alguien que se fue y dejó la puerta abierta (según Wille, no fue él sino el manguera), entraron al carrete cuatro personajes a quienes no había visto ni en pelea de perros. Sucede que las desgracias no vienen solas. Digo desgracia porque su llegada provocó un alboroto de saludos, malas caras, refunfuños y hasta un par de chuchás, literalmente. Como iba diciendo, esta mala ocurrencia que tuvieron de ir precisamente en ese momento coincidió con la desaparición de un celular. Es lógica la reacción airada del dueño, más aún si en el cuerpo ya tenía varios grados alcohólicos que se notaron aún más cuando se le empezó a salir su otro "yo". Ese yo que todos tenemos. Ese yo que es parte de nuestra cultura chilena: el Yo punga. Faltó sólo que sacara el sable y ofreciera una sonrisa en la guata. A ese nivel.
No estuvieron ausentes tampoco los perseguidos etílicos. Típico personaje que cuando sucede algo malo comienza a discutir aduciendo inocencia. Nadie le dice nada pero él jura que todo el mundo lo lanza al banquillo de los acusados. Peor aún, comienza con prepotencia a dar pruebas de que él no ha hecho nada. Por ejemplo pidió a gritos que le revisaran su bolso, que no se iba si no se lo revisaban y blá blá blá. Continúo. Este personaje provocó la incomodidad de varios y varias. No faltó tampoco la solidaria que dijo "que me revisen a mí también porque también tengo bolsito jijijiij" típica de Alison que al parecer tiene la posición de no alarmar más de lo necesario.
Yo tenía la sensación que el celular no estaba en ese lugar y como no me había parado en toda la noche y menos me había acercado al lugar crítico de la "talla" (lo diremos así para no pensar que fue un hurto"), decidí junto a Lichy comenzar a buscarlo para continuar en el tranquilo ambiente que había.
Mientras tanto, seguían las palabras cruzadas entre los recién llegados y algunos personajes que estaban. Rencillas antiguas se hacían presente y hacían que el aire se hiciese aún más irrespirable.
Fuimos primero al patio, pensando netamente que fue una broma. No aparecía. Peor aún, lo habían apagado.
Sentí de pronto, la necesidad de invocar a mis antepasados detectivescos. Asumí de que si "alguien" quería llevárselo, lo dejaría cerca de la puerta que da a la calle y para allá fuimos. Buscamos en el antejardín y cuando ya nos dábamos por vencidos, se me ocurre mirar en un librero y sobre unos cd's estaba el objeto en cuestión. Obviamente estaba el temor de que si yo avisaba podrían pensar mal de mí, pero si no lo llevaba iba a ser peor.
Infalible remedio. El dueño comenzó a tirar tallas.... que ni él se las creía. Se distendió un poco más el ambiente; sin embargo, aún continuaban los cuatreros forasteros los que provocó la huida de más de la mitad de los participantes. Y comenzaron así también los regaños por parte del dueño de casa: que habían funado el carrete, que llegaron a comer sin pedir permiso, que habían faltado el respeto. Y yo al medio de esa guerra verbal sin apelar a otro recurso que no fuese el silencio.
Y Marilicán que se iba mientras se veía, a lo lejos, una discusión con una muchacha no identificada (?). Que los cuatreros proferían más de alguna mala palabra contra él. Que el dueño de casa estaba que reventaba de rabia y se contenía para no llegar a los golpes... uffff... realmente una situación incómoda.
Hasta que por fin se conversó civilizadamente y se calmaron los ánimos.... y de los que estaban sólo quedaba yo, plop!. Qué iba a hacer? Lo más lógico, algunas sonrisas hueonas (pidiendo disculpa a ud lector) despedirme como se acostumbra en casos así: muchas palmaditas en la espalda; no te preocupís, si casi ni se notó el drama! lo cual fue lo más cínico que he dicho en mucho tiempo.
Resúmen: buena onda inicial, crisis al medio, ironía al final. Linda película mamona de bajo presupuesto pero que aún así tiene su fiel público. Espero que este fin de semana no aparezca nadie non grato y la jornada permanezca en el recuerdo no sólo por los juegos, sino por la buena vibra, la risa, la tranquilidad.
Se viene Mejillones, tercera vez anunciado. Pero porfa, no lleven celulares, funan los carretes.
jajajalos cuidos a poto pelado.. jajan me do risa esa weaaa.. Si yo lo estaba pasando muyyyy bien hasta la lelgada de los Poncheiras.. pero bueno keda verano y el webeo se pued evolver a repetir.... nos vemos en Mejillones y como dice la canción.. ojal que en mejillones yo tenga un amor.