Carrete Freak: parte dos.... y final?

Sucedió aquello que era lo más lógico. Luego de una sesión de día domingo de alcohol y juegos el que expliqué en el post anterior, se vino la segunda vuelta del Carrete Freak. No hay primera sin segunda... dicen.
Fue algo más osado que el día anterior y la verdad es que a sugerencia de Danny Marilicán, hoy intentaré ser algo más detallista y lo que podría ser peor, poner algunos nombres.
Partiré por decir que los resultados de un carrete no siempre son tan favorables... lo puede decir mi hermano que aún sigue en cama producto de la mezcla del alcohol y un simple pero funesto completo que compramos en la facultad al llegar de vuelta. Su participación se remitió a ingerir alcohol, no sólo por el azar que permitía que le tocasen cartas que lo forzaran a ello, sino también porque muchas de las preguntas que se hicieron eran algo desconocidas, y sin respuesta acertada, simplemente la orden era tomar un sorbo.
Marilicán no puede quejarse. Digamos que su secreto a voces quedó más que confirmado cuando le hicieron la famosa pregunta de "¿te gusta la ....?"; sin el menor titubeo miró, sonrío y para dejar una pequeña duda, o despejarla, cogió el vaso y también se mandó un sorbo de alcohol. Fue blanco durante toda la noche de las ganas de ver un beso entre él y su... y su... y su... ufff, creo que si ellos no están claros cuál es la nomenclatura perfecta, menos lo sabré yo.
Los celos no se dieron tregua. Ayer estuvieron presentes pero de una forma algo solapada. Pero evidente. Esos celos de pareja y celos fraternales también(la misma persona sintió ambos celos... es lo más raro del asunto), lo cual se notó al momento de cuidar los intereses de las personas en cuestión... Podría nombrar, pero a pesar de la sugerencia de mi querídisimo amigo, no quiero meterme aún en las patas de los caballos, más aún si mi ingreso a ese círculo es reciente.
Los juegos subieron algo más de tono como decía recién. También los que estábamos tomando. Anoche no hubo rastro de cerveza y en su reemplazo aparecieron sólo pisco y ron. Algunos comenzaron a emprenderlas contra las más pequeñas del grupo, cargando muchas veces la mano. Digamos que fue una táctica que permitía relegar un poco la posibilidad de una posible embriaguez.
Eso sí, apareció gente nueva en comparación al día domingo, cosa que no fue impedimento para que pudieran acoplarse a los que ya estaban del día anterior.
Se viene Mejillones eso sí!... y debo decir que es preocupante. No sólo por el hecho de que al no tener un horario límite y con ello aumentar deliberadamente el consumo de alcohol, sino también por lo que pueda suceder con los "jueguitos". Tengo la experiencia de que luego de la insistencia de participar en estas actividades, o guerra de sexos, queda mucho más que un lesionado en el camino y no físicamente.