miércoles, abril 06, 2005

Una pausa en mi Freefall

Se dice que los chinos inventaron el "Freefall", que no es más que el paracaidismo en sí pero en caída libre. Saltaban desde torres especiales con algo similar a un paraguas. Eso hace casi mil doscientos años. Bastante tiempo.

En la actualidad se practica en forma deportiva, con piruetas y todo. Aunque en un principio era con fines militares. Saltan desde aviones a más de 4.000 metros de altura y sólo abren su paracaídas a los 1.500, a una velocidad promedio de 250km p/h.

No es mi intención dar una cátedra de deportes extremos, adrenalínicos. No, para nada. Sólo comparo esta disciplina con mi presente... hace dos o tres días vengo así, practicando una variante de Freefall; digo variante porque este deporte lo practico en tierra. Así es, extrañamente, en tierra.

Mi caída era totalmente libre, sin un instructor que me diera indicaciones de sobre cómo caer, ni cómo aterrizar tampoco, qué movimientos hacer ni el módo de respiración. Y no demoré un par de minutos como en el original, sino más bien, algunos días como mencioné antes.

Angelito me empezó a cobrar sentimientos ayer por una mesa de pool a la cual no había sido invitada.. !!¿cómo la iba a invitar, si con suerte sabía quién era?!!. En fin. Para poder "retribuir la falta", como expresamente ella lo pidió, fuimos a tomar un café, o mi once... el que también es mi almuerzo y mi desayuno. Coincidentemente iba a reunirse con Kro y Mía, así que sin mayor preámbulo accedí a ser uno más de esas extrañas, irreverentes pero tan agradables juntas.

Hoy, en diferentes partes del mundo, son muy pocas las personas que rechazan la cordial invitación a disfrutar del placer de degustar una humeante y aromática tacita de café. Esta bebida estimulante es parte importante de mi día y de mi vida... como dije anteriormente, es un integrante elite de mi dieta alimenticia.

En un café donde más de un secreto cayó sobre la mesa, logré abstraerme de aquellas cosas que me lanzaron a mi caída libre. No pensé en ellas durante un buen rato.. bueno, salvo cuando ellas mismas me lo recordaban. Independiente de aquello, sentí cómo sin darse cuenta, comenzaron a abrir mi paracaídas, cercano a los 1.500 mts. En el punto límite.

Pasamos de la infusión al alcohol. Creo que lo necesitaba bastante. El alcohol, la conversa, el momento agradable.

En el trayecto nos encontramos con el resto de rosas (así las llamó Angelito),que integran esta heterogénea Tribu. Variadas personalidades y edades, diferentes estilos, gustos, formas. Quizás por lo mismo se complementan tan bien y hacen de este grupo, uno de los más atractivos e interesantes que he conocido. Debo reconocer abiertamente que me siento demasiado bien con ellas.

Me gustaría dar mi opinión sobre cada una, mi percepción de cómo las veo. Pero es mejor esperar un tiempo más, no creo que sea correcto emitir un pseudo-juicio-personal en este momento.

De todas formas el hecho de ingerir alcohol durante un día laboral, permitió liberarme un poco del estrés post-traumático de la noticia de un posible despido. Sí, un posible despido. No quiero hablar mucho de esto.

Lo extraño de todo, y lo reitero, es que ese grupo en sí de personas me son muy agradables, todas y cada una de ellas. Con sus virtudes y poquísimos defectos, puesto que no es tanto tampoco el tiempo que llevo conociéndolas como para ser más tajante respecto a lo segundo, han comenzado a formar parte de mi segundo presente... ese que me agrada, que me gusta y que me hace desvariar un poco. Buscar ese "freedom" que hablaba con AV y que tanto necesitaba. Esa libertad es la que en verdad ansiaba y que dista mucho de aquel libertinaje que estaba alcanzando.

Ayer todas ellas fueron quienes abrieron mi paracaídas, algunas más que otras, pero es lo de menos. Como bien dije recién, se complementan y eso es lo importante y aunque sigo cayendo, siento que cuando logre alcanzar el piso la caída en sí será menos dolorosa, más aceptable.